En casos así a veces uno debe remangarse, armarse de paciencia y tratar de arreglar el desaguisado por sí mismo. Obviamente, el primer paso para acabar con un virus es detectarlo y encontrarlo. Veremos cómo.
Sospechas de infección
Antes de nada tienes que tener razones de peso para saber si puedes tener algún virus en tu ordenador, especialmente si tienes un antivirus y éste no ha dicho nada.
Un síntoma muy fácil de reconocer es la aparición de ventanas emergentes con publicidad, así como que se te carguen páginas distintas a las que estás intentando ver. Técnicamente esto no sería un virus sino adware / malware, pero para simplificar trataremos todos estos términos por igual.
La navegación por Internet excesivamente lenta puede ser también un síntoma, aunque no tan claro como el anterior ya que es causado por otros motivos también. En cualquier caso, si notas que tu conexión actúa como si la estuvieras usando más de lo que realmente la usas, no te vendrá mal sospechar.
Una lectura excesiva del disco duro sin razón es otro motivo para sospechar, ya que algunos virus se extienden por el disco duro buscando archivos que infectar.
Por último, pero no por ello menos importante, si tus amigos te avisan de que les estás enviando mensajes por correo electrónico o mensajería instantánea que tú no has enviado, es seguro que estás infectado.
Procesos
Tras la sospecha inicial, tienes que asegurarte de que algo no anda bien en tu Windows. Tienes varios modos de comprobarlo. Lo primero es analizar los procesos activos.
Desde Windows, iniciando el Administrador de Tareas (Control+Alt+Supr o clic derecho en la Barra de tareas) puedes consultar, en la pestaña Procesos, todo lo que está cargado en ese momento.
La idea es buscar procesos que no deberían estar ahí. El problema es que la mayoría de las veces no sabrás si un proceso es normal de Windows o no, aunque siempre puedes buscar más información en Google o páginas especializadas como ProcessLibrary.
Si lo prefieres, tienes a tu disposición todo un arsenal de aplicaciones con las cuales analizar los procesos en ejecución. Por ejemplo Process Explorer, avalado por Microsoft, Security Process Explorer, que muestra de forma visual la fiabilidad de cada proceso, o System Explorer, un auténtico todo-en-uno que te será de gran utilidad en el análisis y eliminación de virus.
Conexiones activas
Si no has conseguido sacar en claro nada de lo anterior, las conexiones activas en el ordenador son a veces un claro indicativo de que algún tipo de malware se encuentra activo.
Para obtener una lista de las conexiones activas -o que estuvieron activas poco tiempo atrás- tienes que abrir una ventana de comandos (Inicio / Ejecutar / cmd.exe) y escribir “netstat”. Aparecerá una ventana como la siguiente.
Al igual que ocurría con los procesos del Administrador de tareas, la dificultad mayor está en interpretar los datos. Para nuestro fin debemos obviar las conexiones locales (localhost o el nombre del equipo) y aquellas que están casuadas por programas que conocemos.
Por ejemplo, pueden ser la publicidad incluida en la ventana de Messenger o Firefox buscando actualizaciones para sus extensiones. Para minimizar el “ruido” es mejor cerrar todas las aplicaciones posibles antes de ejecutar “netstat”, especialmente los programas P2P.
Algunos malware se pueden reconocer porque realizan una buena cantidad de conexiones al intentar expandirse por Internet o actuar como “zombies”.
Autoarranque de Windows
El arranque automático de Windows es una de las paradas obligadas para casi todos los virus y malware. Comprobar qué se está iniciando con Windows es muy sencillo. Sin necesidad de ninguna herramienta adicional, lo puedes hacer desde el Menú Inicio / Ejecutar / msconfig.
Sigue siendo difícil para un usuario novato distinguir entre los elementos normales y los que no lo son. Una vez más, Google sale al rescate, así como ProcessLibrary, que ya comentamos antes.
A veces, sin embargo, es realmente fácil encontrar el malware ya que no se camufla demasiado bien y, para evitar ser reconocido por los antivirus, utiliza nombres autogenerados como aebdfcehu.exe, bueghefa.exe, abdubfgb.exe…
Pero, como no siempre será tan obvio, hay toneladas de aplicaciones diseñadas para analizar el arranque de Windows. Por ejemplo, Autoruns, que es realmente completa, tanto que llega a abrumar un poco. System Explorer, del que ya hemos hablado y Startup Optimizer, que te muestra visualmente la utilidad o no de cada elemento, son otras opciones a tu disposición.
Y hasta aquí esta primera parte de la serie sobre eliminar virus manualmente. En la siguiente entrega dejaremos de lado el diagnóstico y nos volcaremos de lleno en la tarea de sacar a estos molestos inquilinos de nuestros ordenadores.
En la primera parte de esta serie de artículos vimos una serie de pautas que pueden indicar si tu equipo está infectado por un código malicioso que tu antivirus ha sido incapaz de detectar. Por supuesto, eso no era más que el principio.
El siguiente paso consiste en encontrar la amenaza y erradicarla de tal modo que no vuelva a ser un problema. A continuación veremos algunas recomendaciones para hacerlo con la mayor seguridad posible.
1. Encontrar el archivo infectado
Un buen punto de partida es encontrar un archivo que esté inequívocamente infectado. En la entrega anterior ya vimos cómo buscar en el autoarranque de Windows o en los procesos activos. La idea es obtener algo de información sobre la que empezar a trabajar.
Una forma de conseguirlo es subiendo ese archivo infectado a una página que analiza la muestra con muchos antivirus. De este modo no sólo podremos obtener el nombre del virus que se ha instalado en nuestro equipo, sino que además sabremos qué antivirus son capaces de detectarlo.
2a. Eliminación por las buenas
Ahora que sabemos cómo se llama y quién es capaz de acabar con él, ¿por qué no utilizar esta información a nuestro favor? La mayoría de los programas antivirus disponen de una versión de prueba gratuita. Por tanto, no resulta mala idea descargar el antivirus capaz de detectar y eliminar la amenaza que te aqueja.
Si no has tenido suerte con el método anterior y ninguno de los antivirus te convence, siempre puedes utilizar vacunas específicas, si es que existen. En Softonic puedes encontrar unas cuantas en la categoría correspondiente. También encontrarás un buen número de ellas en las páginas de Symantec y BitDefender, por nombrar algunas.
2b. Eliminación manual
Si lo anterior falla… tendrás que ensuciarte las manos tú mismo. El objetivo principal es borrar el archivo infectado, pero esto no siempre es posible. Generalmente se encuentran protegidos para que no puedas borrarlos, u otro proceso se encarga de regenerarlo después de cada arranque.
Para esos archivos que se resisten a ser borrados puedes utilizar Unlocker (ya hablamos de él hace un tiempo), un programa especializado en esta tarea. Desgraciadamente hay ocasiones en las que la eliminación no tendrá éxito, pero no desesperes, aún hay algo que puedes hacer.
El modo seguro de Windows inicia el sistema con muchos menos componentes, y eso incluye -a veces- ese escurridizo archivo que estás intentando borrar. ¿Tampoco da resultado? Bueno, en tal caso vas a necesitar artillería pesada. ¿Tienes otro sistema operativo instalado en el ordenador? Desde él lo podrás borrar. Si no, siempre te queda la opción de utilizar la Consola de Recuperación del sistema, un LiveCD o incluso una llave USB de una distribución de Linux que pueda leer y escribir NTFS.
3. Quitar del arranque
Si has eliminado el archivo correcto, es probable que la próxima vez que arranques Windows te aparezca una ventana de error indicando un fallo al tratar de cargar un archivo que no existe. Es una buena señal, pues indica que has dado en el clavo. Te faltaría eliminar las entradas del arranque que le mencionan para terminar la limpieza.
Sin embargo, sucede con frecuencia que el archivo que has borrado está efectivamente borrado… pero otro ocupa su lugar. Esto es así porque el virus se ha “dado cuenta” de que has borrado uno de sus archivos y lo ha regenerado. De igual modo, también puede detectar cuándo le has eliminado del arranque y reinstalarse en el mismo.
La teoría es la siguiente: el arranque inicia un ejecutable que por tanto se convierte en un proceso activo que monitoriza el arranque y los archivos. Si lo quitas del arranque, vuelve a ponerse por sí solo. Si borras el archivo, se restaura. Muchas veces, además, Windows no te deja cerrar el proceso desde el Administrador de Tareas.
En tal caso, has eliminado el archivo incorrecto. Como si de una cacería de vampiros se tratara, tienes que acabar con el vampiro jefe primero, y todos los demás caerán. O, dejando la terminología mística, debes eliminar el archivo que está monitorizando y regenerando los virus.
Para ello deberás volver al paso 1 y encontrar el archivo principal del virus con la ayuda de utilidades como System Explorer, Sysinternals Suite o las utilidades NirSoft. Después, vuelve al paso 2 y prosigue desde allí.
Conclusiones
Eliminar virus, troyanos y otras cosas indeseables de forma manual es una tarea ardua y que no está al alcance de cualquiera, pero tiene sus recompensas. Por ejemplo, la mayoría de las veces el sistema quedará intacto, con lo cual te ahorras las molestias de formatear y reinstalar el sistema. Además, en algunas ocasiones resulta más rápido que esperar a que un antivirus termine de escanear todos tus archivos.
En cualquier caso, con paciencia, algo de sentido común y teniendo siempre en mente que un virus no es más que un programa informático más, los resultados suelen ser positivos. Esperamos que estas indicaciones generales os sirvan para paliar las molestias causadas por estos indeseables invitados.
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